Esperanza en un mundo de desesperación
Hebreos 6:11-20
11 Y deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud por tener la plena certeza de la esperanza hasta el fin, 12 para que no seáis perezosos, sino imitadores de los que por la fe y la paciencia heredan las promesas.
La certeza de la promesa de Dios
13 Porque cuando Dios hizo una promesa a Abraham, como no tenía otro mayor por quien jurar, juró por sí mismo 14 diciendo: "Ciertamente te bendeciré y te multiplicaré". 15 Y así Abraham,[a ] habiendo esperado pacientemente, obtuvo la promesa. 16 Porque la gente jura por algo más grande que ellos mismos, y en todas sus disputas un juramento es definitivo como confirmación. 17 Así pues, cuando Dios quiso mostrar más convincentemente a los herederos de la promesa el carácter inmutable de su propósito, lo garantizó con un juramento, 18 para que por medio de dos cosas inmutables, en las que es imposible que Dios mienta, los que hemos huido en busca de refugio tengamos un fuerte estímulo para aferrarnos a la esperanza puesta ante nosotros. 19 Tenemos esto como un ancla segura y firme del alma, una esperanza que entra en el lugar interior detrás de la cortina, 20 donde Jesús ha ido como precursor en nuestro favor, habiéndose convertido en un sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.
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