El Evangelio para la ciudad en Génesis 37:2-38:30

por John Davis

Desunión familiar en Canaán (37:2-38:30)

Estos capítulos demuestran el gran alcance del pecado, incluso entre los elegidos para llevar la bendición a las naciones. La desarmonía familiar que interrumpe temporalmente el avance de los propósitos de Dios es finalmente revertida por la obra misericordiosa de Dios.

José es el hijo predilecto de su padre, pero envidiado por sus hermanos. Por celos, cometen la vileza de arrojar a su hermano a un pozo, venderlo como esclavo y decir a su padre que lo mató un animal.

Al leer esta historia, nos preguntamos cómo aquellos que han sido elegidos por Dios para bendecir a las naciones pueden al mismo tiempo ser tan poco misericordiosos con su propia familia. Leemos estos capítulos con tristeza, pero con fe en el Dios de la alianza que permanece fiel. Nos duele el corazón al ver el quebrantamiento de la familia de la alianza, pero esperamos con fe sabiendo que el Señor actúa incluso a través de las tragedias y el pecado de su pueblo.

La ausencia de gracia en los hermanos de José nos recuerda que, aparte de la gracia, no habría ningún pueblo elegido para cumplir los propósitos de Dios de llevar la bendición de Abraham a las naciones.

La traición, el rechazo y el descarte de José anticipan el sufrimiento de Jesús, que en su rechazo ofrece la liberación a todos los que crean en Él.

¹¹ Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron. ¹² Pero a todos los que le recibieron, a los que creyeron en su nombre, les dio derecho a ser hijos de Dios.

Por desgracia, la iglesia de las ciudades ha reflejado a menudo una falta de armonía similar a la de la familia de Jacob. A menudo dividida en líneas raciales y económicas, la iglesia urbana no logra alcanzar a las naciones que la rodean porque está capturada por sus propios celos y, en consecuencia, es poco atractiva para los que miran desde fuera. Cuando la familia de la alianza no despliega la gracia que ha recibido en el Evangelio, pierde su poder de ser una bendición para las naciones.

Las ciudades necesitan iglesias que reflejen la gracia del Evangelio, que despliega para nosotros y en nosotros el amor más apasionado, la misericordia más profunda, la gracia más magnífica, el perdón más desinteresado. Éstas son las iglesias que llevarán la bendición de Abraham, es decir, el Evangelio, a las naciones que Dios está trayendo a los centros urbanos del mundo.

John Davis

El 10 de septiembre de 1970 comprendí el gran amor de Dios por mí, pecador y rebelde. Aquella noche recibí el perdón de Dios y una nueva vida a través de Jesucristo, que murió en mi lugar y resucitó para ofrecerme perdón y una nueva vida. He sido pastor principal por más de 30 años plantando dos iglesias en Buckingham, PA y Queens, NY y sirviendo otras dos iglesias en Brooklyn, NY y Roslyn, PA. Actualmente soy el pastor principal de Grace Church of Philly.